(17 de junio de 2020)
“La fe, por un exceso de celo, se convierte en fanatismo.” — Abraham Joshua Heschel
Existe un movimiento judaizante que ha perturbado a cristianos sencillos en muchos lugares. Añadir al Evangelio las prácticas de la Ley de Moisés, como si la gracia de Dios para la salvación no fuese suficiente o para ser agradable a Dios, es anular la obra de Cristo. Por tanto, el crecimiento del falso judaísmo en el cristianismo demuestra el analfabetismo bíblico de supuestos líderes cristianos.
Pablo se enfrentó a esta antigua serpiente, denunciando que la mezcla del judaísmo con el Evangelio es un falso evangelio. Según las palabras de Pablo, tal falso evangelio es maldición (anatema) y los que lo predican caen bajo la maldición de Dios (Gálatas 1:6-9). Simpatizar con el falso judaísmo no es progreso, sino apostasía, es cometer los errores de generaciones del pasado.
La controvertida historia de un obrero cristiano judaizante
A mediados de la década de los noventa, recibí una carta del difunto hermano Gino Iafrancesco y la leí inmediatamente. Un obrero de otro estado y su esposa, muy pronto vendrían a mi casa. Enseguida supe que lo que estaban predicando en las iglesias eran las herejías blasfemas que abrazaron de falsos maestros judaizantes y era exactamente de estos peligros que la carta me alertaba.
Ellos hasta llegaron a afirmar que varias partes del Nuevo Testamento están adulteradas y que nadie que hubiera creído en Jesús era salvo, toda vez que él es invención del enemigo y solamente recibiendo el Yeshua de los judíos, el verdadero Mesías y bautizándose en su nombre, se puede ser salvo.
Finalmente, después de varias horas intentando persuadirlos en la verdad, les pedí enfáticamente que se marchasen de nuestra casa, siguiendo las advertencias de Juan (véase 2 Juan 1:7-11).
¿Cómo pueden haber sido enredados al punto de negar las verdades centrales de la fe y llegar a blasfemar del Señor? Ahora, si un líder cristiano fue enredado por el engaño del judaísmo, ¿qué decir de los más sencillos? Lamentablemente, la respuesta más plausible hacia este fenómeno es que se han cumplido en él las palabras de Pablo: <<Pero el Espíritu claramente dice que en los postreros tiempos algunos apostatarán de la fe, escuchando a espíritus engañadores y a doctrinas de demonios, por la hipocresía de mentirosos que tienen cauterizada la conciencia (1 Timoteo 4:1-2).>>
Vientos de doctrinas y costumbres judaizantes
En los últimos treinta años, olas cada vez más crecientes de judaísmo han asolado el pueblo de Dios. Con el crecimiento de los movimientos neopentecostales y místicos, crecieron también los ministerios de interpretaciones más alegóricos y “proféticos”, como respuesta progresiva y sobrenatural a la teología reformada conservadora. En busca de lo sobrenatural a cualquier costo, la seducción por el judaísmo produjo el matrimonio entre el cristianismo y el judaísmo, y el hijo de esta unión es el cristianismo judaizante.
Líderes cristianos se unieron a agencias turísticas y pasaron a promover viajes hacia Israel con propagandas encantadoras. Obviamente, el interés cultural por Israel es normal y saludable, pero la divinización de la tierra y de elementos de la cultura judaica es paganismo.
La búsqueda de experiencias divinas por medio de la entronización de elementos del judaísmo se volvió un sincretismo religioso judaico-cristiano y es uno de los aspectos más sutiles de la apostasía de los últimos tiempos, así como fue el gnosticismo en el primer siglo.
En 2014 fue construido el templo de Salomón, en São Paulo, Brasil, como solidificación de este movimiento. Este templo tiene la intención de ser el mayor atractivo judaico-cristiano de Occidente, para donde cristianos del mundo entero podrán reunirse, como hacían los israelitas en sus sagradas peregrinaciones al templo en el Antiguo Testamento.
Líderes cristianos están haciendo uso de la kipá y del manto sacerdotal. Algunos se quitan el calzado para acercarse al altar. Candelabros, arcas del pacto, fiestas y danzas judaicas han adornado los cultos y para muchos esto representa, de alguna manera, el ascenso a los niveles más altos del nuevo mover profético de la Iglesia en este tiempo.
¿Es el cristianismo judaizante una nueva cara del cristianismo contemporáneo? Para aquellos que buscan servir a Dios de acuerdo con la verdad que está en Jesús (Efesios 4:21), resultará claro que tal aberración debe ser considerada una secta nociva.
La batalla contra Jesús, el Mesías
Oswald Sanders dijo: <<La mayoría de los errores tienen su origen en una visión errónea de la Persona de Cristo y esto a su vez se refleja en la visión inadecuada o errónea de la naturaleza de Su obra [[1]]>>
No reconocer a Jesús como el Mesías prometido es el mayor error del judaísmo y la base de todos sus equívocos. De la misma forma, intentar añadir la Ley y el judaísmo al Evangelio, como si la obra de Cristo en la cruz no fuese suficiente para la salvación del hombre y la nueva vida con Dios, es una ofensa todavía mayor.
Lance Lambert, un obrero judeocristiano muy respetado, dijo [[2]]: <<Quiero destacar el hecho de que Satanás tiene odio “eterno” y continuo por Dios, por el Señor Jesús y por la Divinidad. … La Palabra de Dios llama a eso el ministerio de la impiedad, el cual todavía se aplica a nosotros seres humanos … No importa dónde miremos en la Palabra de Dios, el odio “eterno” y continuo de Satanás es visto.>>
Por tanto, a menos que reconozcamos la naturaleza del problema, que es una batalla terrible contra la persona del Señor Jesucristo, el Mesías, y Su obra perfecta de redención, jamás entenderemos el real peligro del legalismo judaizante.
Jesús no vino a abrogar la ley o los profetas, sino a cumplir
Los judaizantes usan el pasaje de Mateo 5:17 – donde Jesús declara: <<No penséis que vine a abrogar la ley o los profetas. No viene para abrogar sino para cumplir>> — para intentar convencer a los cristianos de que tenemos que practicar la ley. ¿Cuál es, de hecho, el real significado de este pasaje en su contexto?
Según Luiz Sayão, maestro en lengua, literatura y cultura judaicas, en el contexto de la lengua griega significa dar pleno sentido, cumplimiento, a la Ley y a los profetas. Según él, <<el verbo traducido por cumplir (plerosai) tiene el sentido literal de llenar e indica que Jesús no está derogando la ley, sino haciendo una exposición correcta de ella y así la cumple. Él rechaza la interpretación superficial de la Ley por los escribas y la interpreta correctamente. El propósito no es cambiar la Ley, ni anularla, sino revelar la profundidad de su significado. Él afirma que la Ley permanece y exige que los ciudadanos del Reino la cumplan.>>
Por tanto, cuando Jesús dice que la justicia de los discípulos debe exceder a la de los escribas y fariseos (Mateo 5:20), Él espera que, por la gracia, vivamos las directrices de la Ley, que representan el carácter de Dios.
El problema de los fariseos es que a ellos les importaba más la literalidad de la Ley que su sentido útil. Jesús corrige a los religiosos que hacían las cosas para cumplir un ritual exterior sin realidad interior, sin siquiera saber por qué lo hacían.
¿Qué significa entonces que no estamos bajo la Ley?
Los judaizantes preguntan: <<Si no guardamos la Ley, entonces ¿no sería una autorización para practicar lo que ella condena? ¡De modo alguno! Quien está en Cristo practica Su nuevo mandamiento, que es vivir en Su amor. Como dice Agustín, <<ama y haz lo que quieras>>. O sea, <<Dios es amor y aquel que permanece en el amor, permanece en Dios, y Dios en él (1Juan 4:16).>>
Jesús rechaza la tradición religiosa, no la Ley. Significa que no estamos bajo la ley civil y judicial [9]. Por ejemplo, no podemos matar brujas o hijos rebeldes. No estamos bajo las leyes religiosas, ceremoniales, porque ellas apuntaban hacia Cristo y en Él fueron cumplidas.
¿Y de las leyes morales? Fuimos liberados de ellas en el sentido de que fuimos cubiertos por la gracia y no hay imposición de intentar cumplirlas por el esfuerzo de la carne sin la fuerza de la nueva vida en Cristo. La Ley exigía, pero mataba al no capacitar al hombre para obedecer. Cristo practicó la Ley y nos dio vida para, en Él, vivir las directrices de la Ley.
<<Cristo estaba indicando que Él es el cumplimiento de la Ley en todos los aspectos. Él cumplió la ley moral al respetarla perfectamente. Él cumplió la ley ceremonial al ser la incorporación de todo lo que los tipos y símbolos apuntaban. Y Él cumplió la ley judicial al personificar la perfecta justicia de Dios (John MacArthur).>>
En Mateo 15, Jesús llama hipócritas a los fariseos y maestros de la Ley que fueron a tentarlo, pues, a semejanza de los maestros judaizantes de hoy, estaban anulando la Palabra de Dios por causa de las tradiciones que ellos crearon al interpretar erróneamente la Ley.
Pero Yo os digo…
Los judaizantes interpretan mal los mandamientos del Señor mencionados en Juan 14:15, 1Juan 5:2 y Apocalipsis 14:12, como la necesidad de la observación de la Ley, ya que el Nuevo Testamento no había sido aún concluido.
Es un error básico de interpretación de texto, a la semejanza de los antiguos fariseos, atribuir conclusiones fuera de contexto para intentar justificar sus tradiciones. Veamos:
En Mateo 5, encontramos seis declaraciones hechas por nuestro Señor, mediante las cuales Él introdujo su asunto por medio de la fórmula “Oísteis que fue dicho … pero Yo os digo …>>.
Según el Doctor Martyn Lloyd-Jones, <<es importante observar que, en esos seis contrastes presentados por nuestro Señor, Él no estaba comparando la ley de Moisés, como tal, con su propria doctrina; antes, Él comparaba esta ley con la falsa interpretación expuesta por los fariseos y escribas>>. [[3]]
En Mateo 22:40, Jesús sintetiza todos los mandamientos en dos al decir que de ellos dependen toda la Ley. Jesús era judío, seguía la Ley, pero no pertenecía a las escuelas rabínicas de la época. Él predicaba en cualquier lugar y para gente sencilla, y no exclusivamente en el centro religioso de Jerusalén, por eso atraía la oposición de los escribas y fariseos; los líderes decían que Él estaba yendo contra la Ley y Moisés.
Al confrontarlos, Jesús los reprende diciendo que ellos seguían las tradiciones religiosas de ellos y no seguían a Moisés, que apuntó para la venida de Él. Jesús los denunciaba: <<Así invalidáis la Palabra de Dios por vuestra tradición (Mateo 15:6).>>
Pablo, otrora practicante de la Ley, lamenta por los que, en su celo religioso, no entendieron el real propósito de la Ley: <<Porque ignorando la justicia de Dios, e intentando establecer la suya propia, no se sometieron a la justicia de Dios. Porque el fin de la ley [el propósito real] es Cristo [todo se cumplió en Él en la cruz], para justicia a todo el que cree (Romanos 10:3-4).>>
Estando en Él, estamos libres del yugo de la Ley. <<Un mandamiento nuevo os doy: Que os améis unos a otros; como yo os he amado, que también os améis unos a otros. En esto conocerán todos que sois mis discípulos, si tuviereis amor los unos con los otros (Juan 13:34-35).>>
Cumplir Sus mandamientos era permanecer en Su amor y cuidar unos de los otros, por el poder del Espíritu Santo derramado en los corazones. No se trata de la ley externa escrita en las tablas de piedra, que genera muerte, sino de la ley del Espíritu de Vida en Cristo Jesús (Romanos 8:1-2). Ahora, en Aquel que cumplió la Ley y nos salvó por la gracia, somos llamados a considerar, atentamente, en la ley perfecta, ley de la libertad, y en ella perseverar en agradar a Dios (Santiago 1:25), procediendo como aquellos que han de ser juzgados por la ley de la libertad, y no más por la Ley de Moisés (Santiago 2:12).
¿Y en cuanto al deber de guardar el sábado?
Según Daniel Juster [[4]], un judío mesiánico, <<¿qué tiene que ver la Ley con todo esto [costumbres y tradiciones judaicas]? En primer lugar, no nos volvemos más hacia la Ley buscando justicia intrínseca al guardarla. Morimos en el Mesías [Jesús] para toda la preocupación legalista con la Ley. Pablo da el ejemplo de la mujer que es liberada del compromiso legal del matrimonio con la muerte de su esposo. Morimos para la Ley (Romanos 7:4) en el sentido de que ya no hay ninguna sanción que cumplir ni esclavitud legal. Nuestro mayor foco ahora es el poder del Espíritu y su amor actuando en nuestra vida basada en la ley del amor (…).
Con la venida del Nuevo Pacto, el principal marco del pueblo de Dios pasó a ser la fe en la muerte y resurrección de Yeshua [Jesús] y, en mi opinión, en la transformación que Él opera en el individuo (…).
Nada en el Nuevo Testamento contradice el sentido del Shabat [sábado] establecido en el Tanach [Antiguo Testamento] (…). Fuera del contexto judaico, el apóstol Pablo preconizó la libertad en cuanto a los días de culto. Sin embargo, en ningún momento se manifiesta él contrario a que los judíos guarden el Shabat. Al mismo tiempo, él no permitió la imposición del Shabat a no judíos (…).>>
En cuanto al argumento de las tribus perdidas.
¿Los cristianos son los descendientes de las tribus perdidas de Israel y deben tratar de rastrear su árbol genealógico para certificar su descendencia judaica?
Nuevamente, Daniel Juster [[5]] responde: <<Los efraimitas, o pueblo de las Dos Casas, enfatizan que los judíos fueron esparcidos por todos los pueblos; por tanto, todos los que se vuelven cristianos en esas naciones vinieron de hecho de las tribus perdidas (…).
Los miembros de los movimientos de ley única y del movimiento efraimita tienden a hostilizar la Iglesia por ser pagana y por no respetar la Torá. Los puntos en común de estos dos movimientos son fácilmente percibidos. Una de sus facetas más tristes, es que hay líderes de la Iglesia creyendo que ellos representan el movimiento mesiánico, cuando la verdad es que el movimiento judío-mesiánico en Israel y en todos los continentes, en su gran mayoría, rechazan estas falsas enseñanzas.>>
No hay ninguna enseñanza en el Nuevo Testamento que dé base a esa enseñanza. Alguien puede buscar su raíz genealógica y descubrir que tiene ascendencia judaica; no obstante, sería una desviación si, al considerarse descendiente de las tribus perdidas, siendo un Cristiano, abrazase el judaísmo.
Debemos llamar al Salvador, ¿Jesús o Yeshua?
Otro error flagrante de interpretación de los judaizantes está en insistir en que el nombre del Mesías fue escrito en hebreo y Jesús es un nombre pagano, una blasfemia, y tenemos que volver a las raíces hebreas de la fe.
En Lucas 2:21 consta:<<… le fue puesto el nombre de Jesús, el cual le había sido dado por el ángel antes de él nacer.>> El nombre “Jesús” (en griego “Iesous”) es el equivalente de Yeshua/Yehoshua en hebreo, significa “Jehová salva” o “el Señor salva”. Para los judíos era normal pronunciar el nombre Yeshua en hebreo o arameo, su lengua nativa. No obstante, en los documentos originales fue preservado en griego.
El gran error de los judaizantes es olvidar que los evangelios fueron escritos en griego, la lengua que predominaba en el mundo de la época, y no en hebreo. Como la orden del Señor fue que el Evangelio fuese predicado a todas las naciones, él fue escrito y divulgado en esta lengua.
No hay ningún manuscrito antiguo del evangelio de Lucas y de los demás que estén en hebreo o arameo, porque los evangelios no fueron escritos en esa lengua, con excepción, quizá, del evangelio de Mateo.
Quiso Dios preservar el nombre del Salvador en griego, “Iesous”. Si Dios quisiera que Lo conociésemos por el nombre en hebreo y Lo llamásemos así, Él lo habría preservado en hebreo o arameo, pero no tenemos ningún documento así. Lo que Dios preservó fueron los manuscritos en griego. Por tanto, para nosotros, el nombre de Él es “Iesous” [transliterado como Jesús]. (Augustus Nicodemus)>> [[6]].
El secreto para entender las Escrituras.
No precisas ser un erudito para conocer las Escrituras. C. S. Lewis dijo: <<Dios nunca hace de filósofo ante una lavandera.>>
<<Las Escrituras no son laberintos oscuros donde nos perdemos en preguntas sin respuestas. El Creador del Universo es nuestro Padre de amor, y la Biblia es Su Palabra, mediante la cual podemos conocer Sus pensamientos y, a través de ellas, Su Persona (…). El mensaje central de la Biblia es la vida con Dios por la revelación de su Hijo. Sin acercarse al Hijo por la Biblia, ella se vuelve un universo en caos [[7]].>>
Siendo el Nuevo Testamento tan claro en cuanto a la maldición del falso evangelio judaizante, lamentablemente, sólo nos resta creer que las inconsecuentes y equivocadas interpretaciones del cristianismo judaizante son obras de hombres liberales, moralmente incorrectos, o que no tienen el Espíritu que guía en toda verdad.
―Gerson Lima
Escrito en Monte Mor, SP, a finales de mayo de 2020.
Revisión ao português: Paulo César de Oliveira.
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[8] N. del T.: Consultado al autor del presente artículo, Gerson Lima explica que la frase “Significa que no estamos bajo la ley civil y judicial” no debe estar entre signos de interrogación al no ser una pregunta, sino una afirmación, pues Gerson Lima está refiriéndose a la ley civil y judicial en el contexto de la Ley de los judíos, que eran leyes igualmente sociales, que dirigían toda la sociedad, a diferencia de los países no judíos, como los nuestros. Por eso dice a continuación: por ejemplo, no podemos matar brujas o niños rebeldes, cosas que en la Ley judaica deberían hacerse.
[1] O Incomparável Cristo, Editora Fileo, 2018.
[2] https://www.youtube.com/watch?v=DzzwRU3_mWQ
[3] Estudos no Sermão do Monte, Editora Fiel, 5ª ed., 2001.
[4] Raízes Judaicas (Entendendo as Origens da Nossa Fé), Impacto Publicações, 2018.
[5] Ibidem.
[6] https://www.youtube.com/watch?v=mowGFEKcv8c
[7] Gerson Lima. Divórcio: Sobrevivendo entre o legalismo e a libertinagem. https://editoradosclassicos.com.br/portal/divorcio-sobrevivendo-entre-o-legalismo-e-a-libertinagem/